miércoles, 28 de diciembre de 2011

Que nadie puede elegir de quién enamorarse, que el primer beso se da con la mirada, que el respeto se gana, que el amor se siente, que el extrañar es bueno. La gente sabia dice que no hay que llorar por el pasado, no hay que preocuparse por el futuro, sólo hay que vivir el presente, hay que sembrar para cosechar, amar para ser amado, hay que perder para ganar, llorar para saber sonreír, caer para aprender. Las personas que saben dicen que hay que confiar en el tiempo, porque suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades, que el tiempo es oro y que pone a cada persona en su lugar. Todos nos dicen que nadie puede dañarnos sin nuestro consentimiento, que si alguien nos lastima es porque nosotros le otorgamos ese beneficio. Dicen que el amor no es sufrir, que el amor no es perdonar lo “imperdonable” porque hay cosas que no se perdonan, no se olvidan, no se borran ni de la cabeza ni del corazón, pero que de esas cosas se acaban aprendiendo para la próxima. Dicen que uno no aprende hasta que tropieza, que cometer errores es casi la única manera de aprender algo, que el que no arriesga, no gana y que el que tiene miedo a fracasar, nunca llegará a nada. Que la vida es lo que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes, planeas con quien te casarás, la casa en la que vivirás, el colegio al que irán tus hijos, planeas hasta el color que tendrá el puto sofá. Pero los planes, son solo un dibujo en una servilleta de papel, y por mucho que te empeñes, al final tus planes le importan una mierda al resto del mundo, y puedes ponerle cabeza, corazón o un taco de servilletas emborronadas con sueños, que la vida tiene otros planes para ti.